Videojuegos olvidados

Un fascinante viaje al centro de la historia del entretenimiento electrónico, en tu propio idioma.

"Kung-Fu Master" "Un maestro Kung-Fu, Thomas y Silvia fueron atacados de repente por varios tipos desconocidos. (Silvia fue raptada por ellos.)" "Más tarde Thomas encontró una carta de X. Él es un habitante del Templo del Diablo." "Tu amada Silvia está en custodia ahora. Si quieres salvar tu querida vida de Silvia, ven al Templo del Diablo enseguida. 5 hijos del diablo te entretendrán."

Presentación de Kung-fu Master

Esta imagen recoge uno de los momentos más emocionantes de mi historia con los videojuegos

Qué gran captura de pantalla

PUTOS JARRONES JODER

Pateando bocas al estilo de la vieja escuela

KUNG-FU MASTER. Año: 1984. Casa: Irem.

El argumento de Kung-Fu Master (Irem, 1984) giraba en torno a la complicada personalidad de Thomas, un joven maestro de Kung-Fu que decide arriesgar todo cuanto tiene (eso incluye la vida) para rescatar a su novia Silvia, secuestrada segundos antes por un grupo de matones, aparentemente porque sí.

Lo original en el caso de Kung-Fu Master es que, por primera vez en la historia del entretenimiento electrónico, el terrible drama que supone el secuestro de una novia era representado ante los atónitos ojos del jugador, en una de las introducciones de videojuego más impactantes e influyentes de todos los tiempos.

En dicha introducción se puede apreciar cómo varias oleadas de esbirros se lanzan sobre una pareja al azar y, tras una violenta lucha, consiguen llevarse esto consigo:

SILVIA (ALCOHOLICA, CON UN ZAPATO DE CADA COLOR)

Para terminar de arreglar las cosas, el misterioso personaje detrás de tan absurda agresión ha tenido la amabilidad de dejar una carta para Thomas en la que resume, con estilo resuelto y alegre, el terrible sin sentido que por ahora tiene toda esta trama:

TU AMADA SILVIA
ESTÁ EN CUSTODIA AHORA.
SI QUIERES SALVAR
TU QUERIDA VIDA DE
SILVIA
, VEN AL
TEMPLO DEL DIABLO
ENSEGUIDA.               
5 HIJOS DEL DIABLO   
TE ENTRETENDRÁN.

Ahora podrán decir ustedes lo que quieran, pero cuando yo leí esto por primera vez tenía once años y medio y me cagué literalmente de miedo, no es broma.

No es que entendiera muy bien lo que ponía la carta porque la carta estaba en inglés, pero recuerdo que me asustó especialmente el hecho de que las palabras SILVIA y SILVIA'S LIFE estuvieran escritas en rojo.

Por no hablar ya de lo siguiente que daba más cague, claro: el hecho de que hubieran raptado a tu churri. Joder, es que eso para mí era casi lo peor :( :( :(

Y es que, si bien por lo general uno nunca sabe cómo reaccionaría en el caso de que una organización criminal le secuestrara a la novia, personalmente yo creo que saldría corriendo y me escondería una buena temporada, al menos hasta reunir el valor suficiente para mandar un anónimo a las autoridades y volver a salir corriendo a esconderme.

Sí, lo sé. Para entonces mi ex-novia la chica ya podría no estar en este mundo, y es triste, la verdad, pero la vida tiene que seguir su curso y todo eso.

Claro que no nos engañemos: el clásico Kung-Fu Master (Irem, 1984) no era uno de esos videojuegos que van de mandar anónimos y de esconderse en las alcantarillas. No, amigo: NO.

"Ayúdame, Thomas!"

Porque, por el motivo que sea, Thomas siente un gran amor por Silvia y - sin perder un solo segundo en hacer algo tan tonto como llamar a la policía -, se dirige, solo y decidido, hacia el Templo del Diablo, donde seguramente estarán obligando a su amada a hacer cosas realmente diabólicas, como decir su nombre al revés o gritar "¡Basta!" mientras casi se le ve un pecho.

¿Podrá llegar Thomas a tiempo de salvar su querida vida de Silvia?

Entre los dos amantes, cinco interminables corredores repletos de hordas de esbirros, lanzadores de cuchillos, piñatas explosivas, enanos saltimbanquis, mariposas (?) y jarrones con dragones lanzallamas en su interior (y también culebras).

Así exactamente y no de otra forma era Kung-Fu Master, un juego de acción con un cierto toque de Kung-fu o, más concretamente, con muchos toques de Kung-fu (y más que toques yo diría hostias, pero bueno).

"Ya voy, joder"

El único y clásico, el incomparable Kung-Fu Master: nada menos que el fundador de ese hermoso género de videojuegos que consiste en avanzar, golpear todo lo que aparece en pantalla y seguir luego avanzando en busca de más cosas que golpear (o "beat-'em-ups", por abreviar).

El juego, claro, fue un éxito. Clamoroso. Lo curioso es que en medio de ese éxito, de ese gran éxito, de ese tumultuoso éxito, nadie acertara a comprender el verdadero significado de Kung-Fu Master.

Porque Kung-Fu Master (Irem, 1984) puede que fuera un videojuego que iba sobre el Kung-fu, sí, pero también era un videojuego que iba un poco sobre el amor, que, la verdad: para pasar Thomas por todo aquello, lo que sentía por Silvia y por la puta vida de Silvia tenía que ser EL JODIDO AMOR MÁS GRANDE DEL MUNDO, y créanme que sé de lo que hablo porque yo he querido así a tres o a cuatro mujeres, aunque la mayoría me daba dinero a cambio.

Por supuesto, si nos pusiéramos todos como a cogérnosla con papel de fumar podríamos decir de este juego que sus programadores fueron un pelín hijos de puta al anunciar cosas en la introducción que en realidad no habían ni programado, pero *SINCERAMENTE*, ¿qué importa que el supuesto "Templo del Diablo" que se prometía en la carta de la presentación no resultara al final un lugar maldito y cubierto de calaveras, sino más bien un puto restaurante chino?

¿Qué mierda de importancia tiene - me pregunto yo en voz alta - que los cacareados "hijos del diablo" fueran en realidad simples gilipollas con un palo?

¿Es que van a tenerle eso en cuenta a este juego, que iluminó sus infancias a cambio - sólo - de cinco duros por tres vidas?

GRR!

¿Es que no recuerdan lo mucho y bien que se fardaba al dominar en este arcade?

¿O acaso olvidaron ustedes la tierna emoción de aquella primera patada voladora?

Óiganme, carajo: se pongan como se pongan, Kung-fu Master era un gran juego, y no voy a seguir permitiendo que vayan por ahí metiéndose con él.

Vale que sus gráficos eran bastante penosos y que en todo el juego no había un solo polígono ni un efecto de luz, pero coño, que los gráficos esos tampoco eran tan malos como los de una película de animación checa actual, así que SE AGUANTAN.

OMG ES LO-PAN, HUYAN!!!

IMAGEN EXTRAÍDA DE LA PEOR DE SUS PESADILLAS

Además, ahora que pienso... Cuando los programadores pusieron en la introducción aquello de "los hijos del diablo", tal vez no se estuvieran refiriendo a esos hijos del diablo con tridente y alas de murciélago que van por ahí haciendo el gay, sino a esos otros hijos del diablo, ya saben: esos que son como seres humanos normales pero con la forma de chino proxeneta tipo Lo Pan, extremo este que de confirmarse convertiría automáticamente a Kung-Fu Master en el videojuego más terrible y terroríficamente acojonante de todos los jodidos tiempos.

Es que... imagínense ustedes por un momento el cóctel: Amor, Kung-fu, enanos dando volteretas y, tal vez, Lo Pan...

Tecnológicamente hablando, los juegos en 1984 no estaban capacitados para llevar mucho más que eso.

De hecho, aún hoy me pregunto cómo demonios se las arreglaron en Irem - una empresa más o menos desconocida hasta entonces - para meter en sólo 177 KB tantas cosas cojonudas.

Magia china negra, supongo.

Kung-Fu Master era y es, en definitiva, un videojuego indispensable, a pesar de lo que digan los niñatos que escriben en los foros de Internet. Una obra maestra y punto. Un clásico legendario sobre el Amor, la Muerte y el Kung-Fu.

En resumen, y ya para acabar, Kung-Fu Master es una gran pieza de historia viva que no puede faltar en ninguna colección.

CÓMO HACERLO, CÓMO JUGAR HOY A KUNG-FU MASTER (IREM, 1984): Ni idea.

El amor siempre triunfa!

2006, Carlos Miguel Ruiz

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