Videojuegos olvidados

Un fascinante viaje al centro de la historia del entretenimiento electrónico, en tu propio idioma.

Paisaje con luna al fondo

Forgotten Worlds, 1988.

GAYEREST SCREENSHOT EVA

YOU CANNOT STOP ME WITH PARAMECIUM ALONE!

NO QUEREMOS HACER DAÑO A SU PLANETA

Joder

The Dust Dragon

El Dragón del Polvo muerde el polvo

The God of War

"Buah, buah." ¡El Dios de la Guerra ES UN LLORICA!

24/7

Ponme tres de todo, nena.

Asalto a la jodida trinidad egipcia

¡Jodeos, egipcios!

Cómete eso, Tutanka, men

YOU CANNOT STOP ME WITH SARCOPHAGUS ALONE!

FORGOTTEN WORLDS. Año: 1988. Casa: Capcom.

Dos proxenetas del espacio recorren la galaxia planeta por planeta arrasando con todo a su paso, nadie sabe por qué motivo. Tal vez lo hagan por deporte o por aburrimiento o porque está guay, qué más da: total, esos dos macarras siderales se hallan fuera del alcance de tu limitada moralidad, terrícola.

Esos dos chuloputas galácticos están en los mundos olvidados, están en...

FORGOTTEN WORLDS

Forgotten Worlds, amigo!

El videojuego con el que la marca japonesa Capcom estrenó su CPS-1 o "Capcom Play System 1", una placa arcade diseñada desde el principio para convertirse en un nuevo standard dentro del mundo del entretenimiento electrónico.

Con tres microprocesadores Motorola 68000, aparte de otro exclusivo para la música y otro para los efectos de sonido, más 16 chips de 256K de RAM y la posibilidad de mostrar en pantalla 4096 colores, en 1988 la CPS-1 estaba a más de 10.000 años luz de todos sus rivales.

A su lado, cualquier otra máquina de salón recreativo se quedaba en una puta calculadora de contable, no en vano Capcom había invertido en aquel nuevo sistema dos años y cinco millones de dólares.

Y qué mejor manera de mostrarle al mundo la capacidad de lo que entonces se conocía como un "hardware del copón" que con Forgotten Worlds, más que un matamarcianos, un jodido genocidio estelar ambulante.

Let's go kill lizards and fuck some bitches!

Como podéis ver en las pantallas de la derecha, Forgotten Worlds era un shoot 'em up de desarrollo horizontal (con algunas fases verticales) que permitía dos jugadores simultáneos en modo cooperativo.

La diferencia con otros videojuegos del mismo género es que aquí no había naves que manejar, sino que eran los protagonistas, solos, sin más, los que volaban, siguiendo la estela de juegos anteriores de Capcom como Section Z (1985) y Side Arms (1986), o - ya en otro rollo - Space Harrier y Jetpac.

Y no sólo eso. Mientras te movías por la pantalla manteniendo apretado el gatillo, gracias a un dial podías rotar a los personajes 360º y así disparar en cualquier dirección, cosa bastante útil a veces porque los enemigos venían por donde les salía, lo que en la práctica se traducía en que los muy cabrones estaban por todos los lados.

En ese sentido Forgotten Worlds era LA REVOLUCIÓN.

Mi hermano Gonso y yo nos pasamos tardes enteras, primero en el Amstrad CPC y después en el Atari ST, armados hasta los dientes, enfrentándonos codo a codo a interminables hordas de hombres lagarto y a jefes de final de fase magníficos y megalíticos como dioses del Pleistoceno.

Los protagonistas eran un par de pimpollos que iban por la galaxia *aniquilándolo todo*, una especie de marines proxenetas venidos del futuro a los que les ponía mucho machacar marcianos.

Y así como en R-Type había cierta épica (un hombre solo salva a la humanidad), mi hermano y yo jugando a Forgotten Worlds sólo encontramos nihilismo, avaricia y vicio (mucho vicio).

Porque quizá lo más llamativo de Forgotten Worlds (aparte de los gráficos y del modo cooperativo) era que algunos enemigos, al morir, soltaban unas monedas llamadas Bonus Zenny que flotaban en el aire durante un rato y quien las cogía podía canjearlas más tarde en la Tienda del Forgotten Worlds por MÁS ARMAS.

Arsenal de todo a 100

La tienda del Forgotten Worlds era la rehostia. Un local que emergía desde el subsuelo o se dejaba caer de terrazas imposibles, apareciendo de la nada para ofrecerte su más selecta mercancía: escudos, botiquines de curación, consejos, potenciadores de armas, armas, y varios gadgets de destrucción masiva.

Claro, pronto tuvo que saltar la alarma inmediatamente en la sociedad: ¿Era cierto, tal y como ya habían denunciado ciertas madres de jugadores de videojuegos, que Forgotten Worlds era una dura apología de ser proxeneta y que sus hijos iban por ahí haciendo lo que fuera por unos pocos BONUS ZENNY? Pues la respuesta es sencilla, pues mire: pues sí.

De hecho, Forgotten Worlds, de tan, tan proxeneta que era había un momento que trascendía a palabras mayores, y si no mirad algunas imágenes de este artículo en las que salen uno o dos macarras lanzándole misiles a un dios caduco.

Lo que para mí está claro es que los protagonistas del juego eran proxenetas, fijo. Quiero decir que los tíos iban por ahí disparando lagartonas con sus gafas de sol por el espacio. Con sus gafas de sol, tipo RAYBAN, por el espacio! Y ahora que me digan a mí que eso no es ser proxeneta.

Hot toro sauna macho

Es más, fue precisamente por culpa del gran éxito comercial de este videojuego (tanto en la versión original en recreativa como en todas sus conversiones a ordenador personal salvo MSX, que no había), que la cultura de ser proxeneta se extendió imparable a lo largo de buena parte de los Estados Unidos y de media Europa.

WHOS GONNA SLAP MY BITCH, DUDE

Pronto millones de niños cayeron en el lado oscuro del proxenetismo, y los hombres tipo Gregory Peck desaparecieron para siempre de la faz de los años 80. Desde entonces en nuestra sociedad todos los modelos de conducta masculinos pasan por ser un chulo putas o por ser una puta loca, aunque si de verdad todo esto es por el Forgotten Worlds mira, por lo menos es por un buen motivo.

Premiado varias veces en el Hip Hop Awardz a "mejor videojuego de la década" de 1996 y "mejor juego para ir fumao", el programa de Capcom, en definitiva, no sólo llegó a revolucionar la industria del entretenimiento electrónico, sino que se codeó con las élites bancarias y financieras y varias supermodelos que le pasaban drogas, justo antes de desaparecer para siempre sin decir nada, tras haber transformado nuestras vidas haciéndose un hueco en nuestro arte y cultura y en un lugar mucho más difícil de alcanzar como son todos nuestros corazones.

Y sí, ríanse. Jaja, dije "nuestros corazones"... Pero yo al menos recuerdo con cariño a este videojuego y aquellas partidas con mi hermano, cuando a golpe de botón masacrábamos los dos juntos deidades, enviando así a millones de teólogos al paro; esas mismas partidas en las que cualquiera de los dos hubiera vendido a nuestra madre por cuatro míseros Bonus Zenny.

GAAAH!

Es en base a ese mismo amor y candor infantil que tengo el gusto de comunicar hoy aquí que: por sus millones de sprites y fondos, su musiquilla FUNCIONAL pero CLÁSICA, sus enormes malvados de final de fase y algunas de las líneas de diálogo más inanes de la historia de los videojuegos como: "¡NO PODÉIS PARARME SÓLO CON PARAMECIO!", la maquinita de Forgotten Worlds de Capcom fue nominada ayer a las 13:37 en mi casa, candidata a "mejor videojuego de Poetamaldito.com jamás jamás olvidado", en unos premios todavía no concretados que se celebrarán cuando a mí me dé la gana, categoría por cierto en la que este juego comparte nominación con un huevo de videojuegos más pero hey, es mejor eso que no estar nominado ni nada.

En resumidas cuentas, Forgotten Worlds fue un grandísimo videojuego, uno de los mejores, y uno que me gustaría poder llegar a honrar como Dios manda algún día en estas páginas.

Eso es todo.

ALL WE HAIL IS PROXENETA (en serio).

MUUU!!!

CÓMO JUGAR HOY A FORGOTTEN WORLDS: Primero, cómprate un pad para el ordenador, ya sabes, uno de esos mandos tipo consola. O mejor, que sean dos para un colega o alguna golfa que tengas cerca. Si además puedes conectar tu PC a la tele, ideal: ya estáis los dos listos para partiros la cara por un puñado de Bonus Zenny. A partir de ahí, sólo se necesita la parte técnica, es decir: una versión más o menos reciente de MAME, y la ROM de Forgotten Worlds que encontrarás en alguna otra página.

THERE'S NO ESCAPE FOR YOU NOW!

2008, Carlos Miguel Ruiz

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